Este jueves toca hablar de tempestad, los relatos escritos bajo esa inspiración pueden encontrarse en el blog de Inma, autora de la propuesta, en su blog Molí del canyer.
A continuación, mi relato:
La tempestad duraba demasiado
tiempo, estaban al borde de sus fuerzas y aún arreciaba. Cuando se está a punto
de zozobrar, quien capitanea una nave debe tomar decisiones drásticas.
Sería por eso por lo que el
Secretario General convocó una rueda de prensa improvisada y urgente. No se
sabía qué anunciaría, aunque se rumoreaba que, sintiéndose impotente, dimitiría.
Tras saludar protocolariamente, explicó
que resultaba muy complicado compaginar su labor organizativa con la
candidatura electoral, por lo que optaba por centrarse en poner orden en el
partido, cediendo la cabecera de cartel para las próximas elecciones generales
a…
Y, tras una pausa, mirando más
allá de las cristaleras que daban a la calle, dijo:
…esa señora.
Y siguiendo su mirada vimos en la
calle a una mujer de unos cincuenta y tantos años, pelo teñido de caoba, poco
más alta de la media, rellenita y con una bolsa de manzanas en la mano.
Un ordenanza se encargó de llevarla
a la sala y, mientras ella llegaba al atril, el Secretario General, tras comprometerse
a apoyar a la nueva candidata abandonó la sala. Antes que la puerta abatible se
cerrara se pudo ver como hacía el gesto de desenfundar una espada.
La mujer comenzó a hablar
totalmente segura. Comenzó diagnosticando a su país una crisis moral, más grave
que la económica, que potenciaba la desigualdad y un nuevo caciquismo. Y explicó
el tratamiento para erradicarla.
La prensa quedó tan embobada tras
escucharla que al día siguiente sus crónicas solo hablaban de la candidata
sorpresa, sin hacer mención a los gritos y ruidos de pelea que llegaban a la
sala desde las dependencias del partido ni a las cabezas cortadas que vieron al
salir del edificio, aunque algunas eran de personajes muy conocidos.
Aquella señora nunca llegó a
presidir el Gobierno, pero formó parte de él durante muchos años, logrando acuerdos
entre las diferentes fuerzas políticas que fructificaron en una etapa de
progreso que, años después de su retirada, aún disfruta su país.
Se retiró porque tenía que cuidar
a su nieta.
Y la corrupción desapareció,
aunque eso no es mérito suyo. Es del Secretario General, que una vez que acabó de
limpiar su partido, continuó eliminando malas hierbas en los partidos rivales.
Ahora es monje en el Tibet.
17 comentarios:
Qué bueno que la corrupción desapareciera gracias al Secretario General , hoy Monje del Tibet. Ya podía ser realidad en este mundo político donde brota tanta corrupción.
Lograste un estupendo relato entre tempestades políticas.
Un beso.
Qué bueno que la corrupción desapareciera gracias al Secretario General , hoy Monje del Tibet. Ya podía ser realidad en este mundo político donde brota tanta corrupción.
Lograste un estupendo relato entre tempestades políticas.
Un beso.
Muy interesante, me ha gustado esa limpieza.
Sería bueno que del Tibet regresara ese monje y siguiera limpiando, no sólo un partido o un país, pero si el mundo, que buena falta hace.
Un abrazo.
Ambar
Una utopía que debería ser verdad. Ya me imagino la escena de las cabezas,como una típica de Tarantino.
Un saludo.
Brillante y actual enfoque le has dado a la petición de este jueves.
Me gustó, primero, que una mujer fuese la urdidora de todos esos pactos, a los que los hombres son incapaces de llegar y ellas si, por su ancestral costumbre. Y dos, por que algunos partidos necesitan urgentemente que los pongan en orden y acaben con esa nobleza impostada, que no saben que hacer por sobresalir.
Un abrazo.
Ojalá pasara eso en nuestro país, aunque creo que ni el mismo Dalai Lama podría arreglarlo. Pero si creo que una mujer lo consiguiera porque no se puede parar en chorradas teniendo que guisar, lavar, planchar, y recoger a los niños del cole.
Recuerdo los Claustros y se me ponen los nervios de punta.
Más de uno debiera tomar una decisión de ese calibre y retirarse, igual cualquier otra persona fuera del partido normal y corriente lo haría mejor.
Un abrazo
Solo una mujer humilde y acostumbrada a los problemas cotidiano sabe lo que es organización y equidad, sabe qué es importante y qué es superfluo y sobre todo tiene la capacidad de detectar las manzanas podridas que pueden estropear el resto de las frutas.
Un beso amigo Juan Carlos y muy buen relato. Ojalá en este páis se hiciera una buena limpieza.
Pues si muchas veces, la forma de hacer de una persona normal es más etica que la de los posibles gobernantes. Que lastima que ese señor este en el Tibet, aunque con tanto trabajo es logico que ahora necesite paz espiritual. Muy buen relato, besos.
Pues si muchas veces, la forma de hacer de una persona normal es más etica que la de los posibles gobernantes. Que lastima que ese señor este en el Tibet, aunque con tanto trabajo es logico que ahora necesite paz espiritual. Muy buen relato, besos.
He llegado a pensar que poder y corrupción forman una unidad indivisible. Una palabra implica la otra. La utopía y un atisbo (leve) de esperanza me hace pensar que no necesariamente es así.
Un abrazo.
Completamente inesperado. Me ha agradado mucho ese vuelco inesperado, y también la limpieza y sencillez del texto.
Si se escuchara más a la gente de la calle, la que tiene juicio y sentido común, la que jamás arruinaría su casa tirando el dinero... En fin. Tú lo has dicho todo.
Era un hombre sabio tu Secretario General. :)
Un saludo simpático :)
Una solida política a lo Kill Bill. Bien planteado.
Y está clara la metáfora de tempestad.
Una forma un tanto drástica, pero a estas alturas de la realidad tal vez sea lo más efecivo... más de uno lo pensaría bien antes de meterse en política.
Tú dices que te has inspirado en Ramiro El monje pero desde luego tu historia está a la orden del día. Me ha gustado mucho tu originalidad a la hora de tratar el tema. Te felicito
Un beso
A veces las grandes tormentas se logran por fin domar con astucia, prudencia y fortaleza de espíritu. Sólo con eso.
un abrazo
¡Mira que si es una tempestad premonitoria! Estare pendiente por si veo aparecer a la mujer de las manzanas...una envenenada no vendría mal para arrojar a algunos a la intemperie.
Besos
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