Esta semana en el lugar de encuentro se recopilan relatos sobre la superstición. Esta es mi participación:
Fue un lunes, 12 de febrero, cuando el
Sr. Cenizo leyó: La superstición trae
mala suerte sintió un fuerte impacto. Cuando vio que esa frase la firmaba alguien
tan serio y respetado por él como Umberto Eco se trastornó.
Durante toda su vida había respetado ese
código consuetudinario de la superstición. Todo por tener suerte.
Y en ese momento, con más años por
detrás de los que le quedaban por delante, hizo balance de su vida para deducir
que cada uno de sus logros se había debido únicamente al esfuerzo. La suerte
nunca compareció.
Así que al día siguiente corrió a
comprar diez gatos negros y cinco cuervos, pasó bajo cada escalera abierta
aunque tuviera que desviarse de su camino, derramó compulsivamente todos los
saleros, abrió cada tijera y cada paraguas que encontró a su paso, se esforzó
en apoyar el pie izquierdo cada vez que se levantaba de la cama, se deshizo de
herraduras y patas de conejo y hasta se comió su trébol de cuatro hojas.
El miércoles 14 de febrero, tras analizar
el incidente del día anterior, dictaminaron que el atropello mortal al
Sr.Cenizo tenía su causa en que el conductor del coche fúnebre estaba ebrio.
16 comentarios:
Siempre luchando con lo que en realidad forma parte de nosotros mismos. El pobre, después de deshacerse de todo. Feliz sorpresivo y sorprendente.
Gracias por participar. Un beso
Imprevisto desenlace con moraleja y todo amigo Juan Carlos...
El relato tiene mucho de cierto. Yo no creo en las supersticiones, somos responsables de nuestrso actos y a veces son otros los que con sus locuras nos trastocan nuestra vida.
Disfrutar la vida como venga, que es corta. Y a tope
Un abrazo
Con ese nombre era de esperar que las supersticiones hicieran su efecto.
Pobre señor Cenizo, al final tentó demasiado a la suerte.
Un abrazo
jaja buenísimo relato, Juan Carlos... a veces la vida se empeña en hacernos esas malas jugadas que ponen a prueba nuestra propia debilidad.
=)
La fecha elegida, el nombre del protagonista y tuvo que ocurrir. Las trastadas de la vida. Un abrazo
Bien llevado, amigo, muy bien llevado y no por casi esperado es menos sorprendente el final...final en el que tampoco compareció la suerte...para tomar café y sacarle mucha punta porque da que pensar...
Un abrazo
Los infortunios no tienen una fecha exclusiva. Bien planteado.
Muy bueno amigo Juan Carlos, desde el nombre del protagonista a la retahíla de escenas que consideramos de mala suerte.
Al final las cosas pasan porque tienen que pasar.
Un abrazo.
La negatividad ayuda a la superstición, pero el pobre señor Cenizo, tenía todas las papeletas para ese día.
Beso
!Yay! El ser humano nunca esta bien como Dios lo tiene, reza un dicho. =)
Me gustó tu relato con ese final de impacto.
Besos
Curioso contenido, No quiero pensar que todos llevemos un señor "cenizo" dentro, pero por si acaso hay que encontrar la forma de dejarlo siempre en casa y si es posible en el inodoro y luego ya sabes...
Me gustó.
Abrazos
Me gustó el tono y el ritmo del relato Juan Carlos, original punto de vista de tanta superstición.
Los nombres los has "cuadrao".
Besos.
Llamándose así, más tarde o más temprano tenía que tener la suerte negra. Por mucho que quisiera evitarlo, estaba condenado por su apellido. No se puede ser cenizo.
Un fuerte abrazo.
Buena crítica. Sé de muchos supersticios@s que viven en el infierno del miedo irracional y la angustia perpetua. Es curioso que los animales, a los que declaramos como inferiores, no tengan esta clase de miedos infundados.
Ha sido un buen toque de atención.
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